Linkin Park en el Maximus: Los chicos crecen

En su tercer visita, la banda se encargó de cerrar la segunda edición del Maximus Festival.

Foto de portada: Tomás Correa Arce

Los chicos crecen. Esa es la frase que años atrás mi abuela le dijo a mi vieja cuando mi hermana y yo jugábamos a inundar el departamento en el que vivíamos, mezclando un poco de sabiduría con un poco de consuelo, para que mi madre no se raye y nos mate. Eso mismo se me viene a la mente cuando pienso en Linkin Park.

Algunos puristas dirán que se vendieron al público masivo y se convirtieron en "poperos", pero otros preferimos pensar que es un signo de que los muchachos ya no están tan enojados y rebeldes como en la adolescencia y tomaron un camino más relajado.  Al fin de cuentas, quien les escribe también ha crecido junto con los sucesivos discos de la banda, y si bien cada nuevo lanzamiento es una esperanza de escuchar temones del estilo de las viejas épocas, la realidad es que siguen gustando, y se mantienen como una de las bandas de rock más masivas entre la juventud actual.

El sábado vio un desfile de banda pesada tras otra, lleno de moshpits y pogos en masa. Prophets of Rage dio minutos antes un espectáculo especialmente poderoso (acompañado por la simbiótica energía del público), los fanáticos mas extremistas de Slayer ya se encontraban abandonando el predio, y llegó el momento de que Linkin Park se ponga a prueba y enfrente a las críticas y los palos que recibió sin cansancio en los últimos meses.

El show arrancó relativamente tranquilo, con ‘The Catalyst’, ‘Wastelands’ y ‘Talking to Myself’ (éste último teniendo su primer debut en vivo como banda). La cosa se empezó a poner picante con uno de los últimos ‘nuevos’ hitazos de la banda, que a pesar de tener un sonido bastante electrónico, logró aceptación: ‘Burn it Down’. Ahora sí, el público que la desmadró durante toda una tarde en el predio de Tecnópolis, retoma las actividades ‘poguísticas’. La fiesta continúa con el clásico de clásicos, ‘One Step Closer’, pero vuelve a retomar la calma con ‘Castle of Glass’  y ‘Good goodbye’ (también con su primer debut en vivo).



Llegando la mitad del show, la cosa pareció volver a remontar (al menos para los que añoramos las viejas épocas): ‘New Divide’, ‘Breaking the Habit’ , ‘Crawling’ (en una versión cruda a piano y voz), ‘Somewhere I Belong’, ‘What i’ve Done’, ‘In the end’ (momento de la noche, con el público cantando acapella gran parte del tema), ‘Faint’ y ‘Numb’. La gloria pura. Un clásico atrás de otro. Y justo cuando nos sentimos en las nubes, llega el momento que la mayoría de los presentes sabíamos que vendría, pero esperábamos evitar: ‘Heavy’. Ésta vez no hubo ninguna voz femenina que acompañe, sólo Chester y sus colegas. Hay que admitir, sin embargo, que el tema en vivo no suena tan ‘popero’, y tranquilamente puede ser tomado como cualquier balada en un recital de rock. Por un momento entramos en la duda si realmente exageramos todos estos meses. ¿Acaso el tema no era tan malo? Horas más tarde, ya en nuestros hogares, lo pusimos nuevamente, y no, efectivamente la mejora es sólo en vivo.  Dejando atrás el ‘no tan doloroso’ momento, el final del show repuntó con ‘Papercut’ y ‘Bleed it Out’. Ya pudimos respirar tranquilos.

A pesar de haber sido la banda que más bajo sonó en todo el festival (por lejos), el sonido fue bastante bueno. Linkin Park suena como si estuvieras escuchando un disco de estudio, y la voz de Chester no da tregua. Por otro lado, la puesta en escena fue correcta, teniendo en cuenta que estamos hablando de un festival en que los escenarios se comparten entre distintas bandas. El público por su parte, dio todo lo que pudo. Cantos a todo pulmón, pogos masivos, y alguna que otra ronda por ahí. En respuesta, Chester (que desde la mitad del show ya se encontraba en cuero, demostrando que los años no siempre hacen crecer la panza), halagó en reiteradas ocasiones al público argentino, sorprendido además de que se supieran las nuevas canciones.

La banda mantiene su carisma, y demostró que a pesar de las críticas, quiere (y debe) defender su último trabajo. Sabemos que no todos repudian el nuevo material, y es por eso que ésta tercera visita fue hecha para todos. El presente de Linkin Park no borra su pasado más pesado, y demuestra que todavía están dispuestos a seguir experimentando. Los chicos crecen, si, pero siguen vigentes y son tan talentosos como siempre.


Crónica: Juan Pablo Bedetti
Fotos: Tomás Correa Arce









 


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