Un día de alto vuelo: Noel Gallagher’s High Flying Birds en Rosario

El brit-pop, la nostalgia y una previa llena de sorpresas se hicieron presentes en el Salón Metropolitano.

La balada del Mighty I. (Fotos por Santi Gianina)

Tras meses de anticipación, se izaron en Rosario las banderas del rock británico, aquellas que en otros tiempos levantaron bandas como los Beatles y Queen. Desde la mañana del sábado comenzaron a acercarse los amantes de la música al Salón Metropolitano, con la ilusión de conseguir un buen lugar para lo que iba a acontecer a las 21 horas. Noel Gallagher, junto a su proyecto solista The High Flying Birds, pisaría un escenario rosarino por primera vez en su carrera. Los que cargan con mayor rodaje en el tema suelen decir que la experiencia de un recital comienza desde la espera para ingresar al lugar, cuna inevitable de anécdotas; y este caso no iba a ser la excepción, presentando un momento inesperado que un grupo de afortunados nunca podrá olvidar.

  Pasado el mediodía, las camisetas oscuras, exhibidas para la venta en una lona, contrastaron con el sol primaveral. Por otro lado, el cielo combina con aquellos estudiosos que decidieron vestir indumentaria celeste, referenciando una de las pasiones del artista: el club Manchester City. Colectivos y autos de todas partes del país bajaron pasajeros que, lentamente, poblaron la fila frente al parque Scalabrini Ortíz con pancartas y cánticos. Sin embargo, al ser temprano, hay solo una cuadra de personas formadas. 

A las 17:30, tras la prueba de sonido (que se escuchó desde la calle), la expectación estalló ante un anuncio del personal de seguridad, que se dirigió a la gente diciendo: “formen una sola hilera contra la pared, que si colaboran se van a llevar un regalón”. La orden fue acatada de inmediato y poco antes de las 18 horas, para sorpresa de todos, el cantante británico salió al encuentro de sus seguidores; recorriendo la fila desde atrás hacia adelante con el objetivo de regalarle un autógrafo a cada uno de ellos.



 El mayor de los hermanos Gallagher, se desplazaba con una seriedad inconfundible tras sus gafas de sol. Su estatura es más bien baja y lucía unos relucientes zapatos marrones, un pantalón de tono similar y una camisa color mostaza. Mientras dialogaba brevemente con los incrédulos afortunados, firmaba entradas, carteles, remeras y discos. Luego, entre bocas abiertas y miradas de fascinación, el compositor dio un saludo final y volvió al Metropolitano. Algunos llegaron tarde por solo unos instantes y tuvieron que incorporarse al final de la cola con lágrimas en sus ojos.

Tras la sorpresa, la espera pareció acortarse y siendo las 19:45 (algunos minutos después de lo estipulado) se abrieron las puertas del recinto para el ingreso del público. Todos corrieron con entrada en mano y se ubicaron en el campo contra el vallado.

 Más tarde, rondando las 20 horas, se apagaron las luces de la parte superior del escenario y entraron a escena los encargados de abrir la velada rockera: el grupo rosarino Coki & The Killer Burritos. Los músicos locales presentaron un set de media hora y fueron ovacionados por los presentes. “Fue algo único. Por momentos nos sorprendía la reacción del público porque ellos se mostraban muy afectuosos con nosotros. Para los que crecimos escuchando Oasis, tocar en la previa del show de Noel es algo quizás impensado; pero no solo por lo que significa él, sino porque el show fue en Rosario…” comentó Isidro Llonch, guitarrista de la banda.

Se acercaba la hora tan esperada, la capacidad del lugar estaba mayoritariamente colmada, solo había una pequeña franja desocupada al fondo del salón, donde se ubicaban los puestos de merchandising y bebida. A las 21:00, las alarmas se encendieron y la gente comenzó a empujarse contra el vallado, a escasos metros del escenario. Este no presentaba mayor parafernalia que un pintoresco piano postrado en un lateral. Al sonido del preludio “Fort Knox” salió la numerosa banda comandada por Gallagher: coro, sección de viento, teclados, guitarras, batería, bajo y algunos elementos poco convencionales como un teléfono antiguo y tijeras, propias de la experimentación que caracterizó su último álbum.



 Después del primer tema, donde se lucieron todos los músicos, continuó la canción “Holy Montain”, propia del último material que presenta el inglés: “Who Built The Moon?”. Hay baile, saltos y mucho canto entre la multitud. Los flashes brillantes de algunos medios parecían no molestarle al protagonista de la noche, que continuaba rasgueando su guitarra frente al micrófono. Luego, los agitados fanáticos tomaron un descanso duranteKeep on Reaching”, pero fue solo para volver a enloquecer en In Heat of the Moment.  La misma variación de energía se dio con It’s a Beautiful World” y “Dream On”. Tras esto, vino la emotiva baladaIf I Had a Gun”, que hizo lagrimear a más de uno.

Luego, el oriundo de Manchester, con sudor que evidencia la intensidad de su profesión, se dirigió a la audiencia agradeciendo su presencia y haciendo una pequeña referencia a Lionel Messi: “Aquí nació un futbolista muy famoso. ¿Está por acá hoy?”. En un ambiente calmado, sonó por primera vez en la noche una cucharada nostálgica de Oasis:Little By Little. Seguida por una seguidilla de temas acústicos: Dead in the Water”, “Supersonic” y, a pedido del insistente público, “Live Forever”. Este clásico de los noventa comenzó con un acapella improvisado de la gente y luego fue acompañado por la guitarra de Noel, a pesar de no estar en los planes de la banda.

Tras un par de temas de su último trabajo, el artista conectó al hiloWhatever”, “Half The World Away y, convenientemente, el himno Wonderwall; un tridente de piezas de la banda que formaba junto a su hermano Liam. En cada una de ellas, la primera fila se abalanzó sobre la valla y coreó cada palabra con mucho sentimiento. Continuaron con A.K.A What a Life!”, que logró hacer saltar a la multitud rosarina mientras Gem Archer mostraba sus habilidades en la guitarra, yThe Right Stuff. Posteriormente llegó el típico momento donde los músicos amagan a terminar el show, pero vuelven a los pocos minutos. Y así fue, los High Flying Birds regresaron para afrontar la recta final del espectáculo entre aplausos del público, que no paró de cantar ni siquiera cuando el conjunto musical estaba fuera del escenario.

Go Let it Out dio comienzo al comúnmente llamado encore y los fanáticos del britpop se volvieron locos, agitando sus manos al compás de la batería de Chris Sharrock. Minutos después, Noel anticipó el final tocando los primeros acordes de otra obra maestra compuesta por él: Don’t Look Back in Anger”. Sin dudas fue la canción más apoyada (y capturada por teléfonos celulares) del set, pintando de recuerdos noventeros las paredes del Metropolitano.

El reloj marcó las 22:30; Gallagher agradeció al público que lo acompañó durante la noche de sábado y anunció la última canción: una versión del clásico All You Need is Love de los Beatles. Ese fue el broche de oro que cerró una jornada inédita de música en Rosario, donde Noel conoció al público y lo encandiló con su talento musical; en palabras de Isidro Llonch: “esa magia que tiene él para hacer canciones… la verdad es que es un músico muy completo y sus shows se disfrutan muchísimo”. La gente desocupó el salón Metropolitano poco a poco, dejando un centenar de vasos plásticos en el suelo, pero portando sonrisas difíciles de borrar.

Por Juan Cruz Mariani.


Comentarios