The Raconteurs en Argentina: Entre lo salvaje y lo meloso
La banda se presentó por primera vez en Argentina evidenciando su destreza instrumental.
El martes 12 de noviembre, la banda liderada por el enigmático Jack White y Brendan Benson fue la excepción a la escasez de guitarras de la música actual. Gran Rex, Sold Out, primera visita de la banda; se siente prometedor. Tener el privilegio de ver al creador del himno “Seven Nation Army” en carne y hueso es algo que no pasa seguido (de hecho no pasa nunca).
El show se suponía que iba a ser libre de celulares, una propuesta claramente pensada por Lord White, quien tiene cierto rechazo por estos dispositivos ya que no dejan ver la música en vivo con los ojos. Pero lógicamente hubo un par de personas que no tuvieron la delicadeza de abstenerse de su adicción a grabar cada segundo. Aún así, las dos horas de recital fueron excepcionales.
A medida que se acercaba el show, los asientos se iban ocupando de leales fanáticos. Mientras tanto, los plomos traían y probaban los instrumentos; entre ellos, las singulares guitarras de Jack. Estaba todo medido, el staff venía uniformado con boina y una camisa con el logo del álbum que vinieron a promocionar, “Help Us Stranger”.
Salen los muchachos al escenario y antes de que abran con Bored and Razed el público ya estaba de pie glorificándolos. Le siguió Level, del aclamado Broken Boy Soldiers. Las melancólicas You Don't Understand Me y Only Child también fueron parte del primer tramo.
En el ring tenemos a Benson en la guitarra y voz; White en la guitarra, voz y piano; Jack Lawrence en el bajo y coros; Patrick Keeler en la batería; (solo en vivo) Dean Fertita, de Queens of the Stone Age en el teclado.
Más allá de que es un grupo que se sostiene con cada integrante, lo cierto es que el fundador de The White Stripes se lleva todas las miradas. Es difícil apartar la atención de una persona que jamás dio un paso en falso en el mundo musical. En todos los temas esperás que entre su guitarra tormentosa que te anestesie unos segundos de la realidad. Y ni hablar de su despliegue en el escenario. Es una dualidad, parece como si sus solos le dolieran con un inmenso placer.
La sensual Now That You’re Gone también fue parte de la ecuación, y aunque sea reciente, es favorita. Divagaron entre sus tres álbumes de estudio con Somedays (I Don't Feel Like Trying), Broken Boy Soldier y The Switch and the Spur.
Justo antes del encore, el bien llamado “Willy Wonka del rock & roll” tuvo su momento rockstar cuando, sin pensarlo dos veces, revoleó su guitarra y se fue del escenario, dejando finalizar Blue Veins a sus compañeros.
Volvieron con un pack de seis canciones, entre las cuales se encontraban clásicos como Salute Your Solution y Consoler of the Lonely. El ambiente se transformó sagrado al sonar la genialidad indiscutible de Carolina Drama, cuya letra cuenta un suceso trágico y oscuro con final abierto (jamás sabremos qué pasó con Billy). Al terminar esta honorable ceremonia, hicieron el último remate con Steady, as She Goes. Así cerraron una noche tan esperada por los fanáticos, con un Jack desenfrenado que guiaba a los otros músicos y al público como si fuese un director de orquesta y con Brendan que equilibraba siendo un poco más tímido y relajado.
Crrónica: Dolores Iraola Pierini
Fotos: Cortesía Fenix Entertainment Group / Claudio Morales