Rockout 2017: Hazlo tú mismo
El festival de punk y hardcore tuvo su segunda edición en nuestro país, con la memorable participación de Bad Religion.
En esta época de festivales, la variedad es mucha y por lo general no siempre nos quedamos conformes con las grillas. Que no está tal, que está ese que no debería estar, que hay cosas que no pegan, etc. La diferencia con la edición argentina del Rockout es que es un festival netamente de punk y hardcore. Y como ayer se pudo comprobar, nadie tenía quejas con el line up.
A pesar de que este año hubiese sólo un grupo internacional cerrando la edición, el peso de las agrupaciones nacionales le sumaba muchísimo a un cartel escueto. Lash Out y Eterna Inocencia no sólo contaron con la aprobación y respeto del público durante sus sets, sino que también tuvieron el protagonismo merecido. Esto se notó sobre todo durante la hora de show que tuvo Eterna. El público y la banda estaban prendidos fuego. Y cómo no estarlo, si es una victoria de la independencia, del 'hacelo vos mismo' que te va a llevar donde debas estar. A Eterna le costó 22 años y su show confirmó el porqué estaban ahí.
No sólo hubo cánticos durante todas las canciones, con especial efusión en “Puente de Piedra” y “A Los Que Se Han Apagado”, sino que también el mosh y las grandes rondas de pogo nunca cesaron. Guille, siempre carismático y centrado, no paró nunca de agradecer por esas hermosas muestras de cariño y lo volcó en una performance memorable. Y antes de cerrar el show con “Weichafe Catrileo”, se tomó un momento para recordar a Santiago Maldonado y también para que no olvidemos que, por sobre todas las cosas, esta banda es un conjunto de ideales.
Poquito más de media hora y Greg Griffin ya estaba plantado en el escenario con sus canas y lentes, junto al siempre desgarbado Jay Bentley en bajo, Brian Baker y Dimkich con sus violas afiladas y el “pibe nuevo”, Jamie Miller, en la banqueta. No hubo tiempo para nada una vez que se ubicaron. Durante una hora y media, Bad Religion nos paseó por toda su discografía. Dicho así nomás, parece que fue un show simple. Pero no.
Es que el ambiente estaba cargado de energía y se notaba. El show de Eterna había dejado mucha ansiedad en el aire y apenas pasaron “Recipe For Hate”, “Supersonic” y “Prove It”, Flores estalló. En bloques de tres muchas veces, los yankees paran poco y nada. Si, hay algún “olé, olé, olé”, algún “thank you” o algunas palabras de Jay que no se entienden demasiado por su inglés cerradisimo. Pero las palabras sobran. Bad Religion también habla con sus canciones. Y fueron 33 trompadas al mentón, pasando por perlas como “Anesthesia” (favorita personal), “Henchman” o “New Dark Ages” y una bocha de clásicos, tantos, que si me pongo a nombrarlos tengo que poner la lista entera.
Miller, el muchacho de golpes largos y secos, parece que hubiera tocado toda su vida en el grupo. Firme y hecho un relojito, hace que el grupo suene todavía más preciso de lo que ya es y le mete un plus de energía increíble.
El final de show es, literalmente, otro greatest hits. De “Atomic Garden” a esa bomba al corazón llamada “Generator”, pasando por “Sorrow” y llegando a los bifes con “Punk Rock Song”, “Fuck Armageddon...This Is Hell” y “American Jesus”, Bad Religion selló una de sus mejores presentaciones en Buenos Aires, si no es la mejor. Pero eso, quedará para el debate del viernes, después del cierre del Rock Out 2017 en Flores.
Crónica: Guido Barandiarán
Fotos: Nick Zanotti