RESEÑA: Yesterday de Danny Boyle

La película que gira en torno a la pregunta de cómo sería un mundo sin los Beatles falla en responder a su propio interrogante.

Con el éxito creciente de las biopics, comenzaron a surgir cada vez más películas vinculadas a la música. Uno de los estrenos más prometedores de este año es Yesterday, dirigida por Danny Boyle, quien cosechó grandes éxitos a lo largo de su carrera, entre los cuales se encuentran Trainspotting, Slumdog Millionaire y 127 Horas. Con un reparto liderado por Himesh Patel en la piel del protagonista, Jack Malik, y Lily James como su manager e interés romántico, Ellie, la película gira en torno a un mundo en el cual The Beatles nunca hubiese existido.

 

Así, la historia comienza con Jack Malik, un músico independiente que, luego de numerosos fracasos, decide abandonar la música. Posteriormente, ocurre un extraño suceso que deja a todo el mundo sin energía eléctrica durante unos segundos, y durante el cual es chocado por un colectivo mientras volvía a su hogar en bicicleta luego de su presentación. El accidente lo deja inconsciente y sin un par de dientes, pero la guitarra y la bicicleta no tienen tanta suerte y quedan destruidas. Es por ello que sus amigos deciden regalarle una nueva guitarra cuando se recupera y le piden que toque algo: la pieza elegida por Malik es, por supuesto, Yesterday, de The Beatles, esperando que se genere ese momento de “una que sepamos todos” y sus amigos canten con él. Pero, en realidad, lo único que obtiene son miradas perplejas: nadie conocía ni la canción ni a los Beatles.

 

En shock, llega a su casa y los busca en Google, obteniendo como resultado información sobre insectos, lo cual hace que se le ocurra una idea brillante: si no podía triunfar en la música con sus propias canciones, quizás sí podría hacerlo con las de los Beatles.

 

El problema de la película es que, justamente, se queda sólo en eso: un músico fracasado que decide plagiar a The Beatles. Durante las casi dos horas de duración del film, uno esperaría que se abordara algún tipo de idea más innovadora, pero la trama se estanca en esa única arista. Esto constituye una gran oportunidad desaprovechada, teniendo en cuenta que los cuatro de Liverpool, sea uno fan de su música o no, cambiaron el paradigma musical de toda una era y generaron una reacción del público nunca antes vista. Definitivamente, la música en vivo hoy en día no sería como la conocemos si nunca se hubiera producido la British Invasion que llevó la Beatlemanía a Estados Unidos y la expandió por todo el mundo, permitiendo que otras bandas de la época crecieran y se volvieran fenómenos mundiales.

 

Salvo un par de momentos graciosos, como el hecho de que al buscar Oasis tampoco surgieran resultados de la banda como consecuencia de la inexistencia de los Beatles, o que al protagonista le costara recordar la letra de Eleanor Rigby e intentara que rime a toda costa, la película es sumamente llana.

 

No se diferencia de ninguna película que muestre el ascenso repentino a la fama de un artista antes desconocido, y el hecho de que la banda de Liverpool esté involucrada de alguna manera termina siendo irrelevante para el transcurso de la trama. Tampoco termina de encuadrar como comedia ni como historia romántica, si uno buscara poner la línea argumental de los Beatles en segundo plano.

 

Otro punto en contra es el cameo extenso e innecesario de Ed Sheeran, que tiene sentido en un primer momento para lanzar al protagonista al estrellato como telonero de su gira, pero cuya presencia persistente sumada a las reiteradas veces en las que se dice que es era el mejor compositor del mundo hasta que llegó Malik parece demasiado forzado. Esta autoparodia mal lograda hace que por momentos pareciera que el objetivo del film es tirarle flores a Sheeran.

 

Yesterday no tiene sobresaltos ni sorpresas, es totalmente predecible y carece de sustancia alguna, fallando en captar la atención del espectador y dejándolo con la duda de qué hubiera pasado si realmente no hubiesen existido los Beatles, porque si nos guiamos por la película, el mundo no hubiera cambiado en absolutamente ningún aspecto.

Por Lara Gschwind.


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