IRON MAIDEN EN ARGENTINA: Una noche en el teatro

La doncella de hierro presentó su espectáculo "Legacy of the Beast World Tour" en un estadio de Vélez repleto de fieles y tuvo de escoltas a The Raven Age y Serpentor.

Un manto gris y oscuro envolvió a la ciudad de Buenos Aires el pasado fin de semana, amenazando con robarnos cualquier vestigio de una ya bastante engañosa primavera. Sin embargo la promesa de lluvia y el cielo ennegrecido, no fueron suficientes para evitar la peregrinación de casacas negras que se dirigía a paso firme hasta el Estadio de Vélez Sarsfield

Jóvenes de cabellos largos y borcegos pesados se apresuraban a formar filas en la que los más veteranos discutían viejas batallas, segunda, tercera, quinta, inclusive para algunos sería su séptima vez danzar con la doncella.

Parece el inicio de un cuento épico, pero no estamos muy lejos de lo que fue el show de Iron Maiden en Velez, el pasado 12 de octubre. Un espectáculo digno de los mejores teatros del viejo mundo, desembarcó en la Capital Federal para contarnos varios capítulos de la discografía de esta banda legendaria. Los fanáticos de Maiden de todo el mundo están acostumbrados a presenciar un despliegue artístico, visual que acompaña a un sonido que nunca defrauda, pero en esta ocasión se elevaron por mucho las apuestas y el escenario se pobló de escenografías que pintaban cuadros para cada canción.

Sin lugar a dudas, la puesta en escena de proporciones épicas,  superó cualquier expectativa de los fans, inclusive la de aquellos que se spoilean los setlist siguiendo el tour por internet previo a la fecha que toca en nuestro país. En cuanto a lo que entró por nuestros oídos, no faltaron clásicos, no faltaron los hitazos y no faltaron las joyas que teníamos olvidadas en el baúl de nuestra mente y que hace mucho tiempo no sonaban en vivo.

Serpentor fue el encargado de llevar el estandarte nacional y abrir la jornada con una destacable potencia que encendió los motores del estadio. Su música y sus mensajes del aguante al metal nacional y el respeto a la diversidad cultural que enmarcó la fecha del sábado, acabaron por conquistar el corazón de la gente y dejarle la vara muy alta al siguiente acto.

La bandera británica se alzó dos veces en la jornada ya que los Londinenses, The Raven Age, fueron la encargada de seguir tirando leños y fogonear al público.  No podemos dejar pasar que la banda de George Harris, hijo del mismísimo Steve,  generó algunas disidencias en el público por bajar un poco los decibeles con alguna balada “ demasiado tranquila” para el gusto de muchos que ya sintieron los primeros vestigios del pogo a manos de Serpentor. Sin embargo The Raven Age se destacó por su energía joven y poderoso riffs de un metal más moderno y contemporáneo que hizo su parte en entretener a un público exigente, un público que esperaba a ni más ni menos que a Iron Maiden, lo cual no es poco decir.


Sin mas preambulos ni distracciones, un batallón de plomos y técnicos se desplegaron en una coreografía de ensamblado de capas y capas de sorpresas y telones que ocultaban detalles de una obra que podríamos separar en varios actos que se fueron construyendo uno sobre otro con mucha mística.

"Legacy of the Beast World Tour"  significó la undécima visita de Maiden a nuestro país y la misma estuvo enmarcada por un hecho sin precedentes, fueron declarados “ Visitantes de honor” por parte de la Cámara de Diputados de la Nación y todo esto sembró aún más ansiedad entre los fans que ya elaboraban teorías de que presenciarian un show aún más especial que el resto del tour.

Las altas expectativas encontraron donde descansar, ya que  el primer acto temático, basado en la guerra y la lucha por la libertad,  dio un enorme primer impacto con "Aces High", "Where Eagles Dare" y "2 Minutes to Midnight", todo esto bajo un avión de de guerra que  sobrevolaba el escenario y un Bruce Dickinson con su típico atuendo look de aviador. 



Asi en la trinchera misma, el líder de la banda hizo amplio uso de su carisma y entre humor y la grandilocuente  teatralidad que lo caracteriza, nos contó una pequeña historia sobre las épocas medievales de Escocia, en las que los clanes de guerreros luchaban contra los ingleses por su libertad. El relato épico abrió paso a  "The Clansman", una de las joyas Virtual XI, álbum de 1998. La batalla continuó con el clasico de clasicos, "The Trooper" que contó con la participación especial de Eddie en el escenario en su versión de soldado inglés, el mismo se batió en un duelo de espadas con Dickinson y acabó por ser vencido de un disparo de mosquete al corazón, con el hecho no menor de que la bandera Argentina envolvía el arma que derrotó a la bestia y consiguió los vitoreos de todo el estadio.

Bajo la luz multicolor de los vitrales de una catedral gótica, comenzó el segundo acto de esta obra. Acto con fuertes connotaciones religiosas. "Revelations", "For the Greater Good of God" y "The Wicker Man" fueron las elegidas para esta parte del ritual y  un Bruce disfrazado de cultista de capa negra que cargaba una cruz grande con luces en "Sign of the Cross" fue el toque místico y poderoso que definió la sección de la noche. Pero todo esto fue poco, comparado con la inolvidable danza de fuego y explosiones, lanzallamas y un ángel volando sobre el escenario en "Flight of the Icarus".

La baraja de facetas de  Dickinson parecía no tener fin y con una galera, máscara veneciana y un atuendo de sepulturero adornado por un farol de luz verde que cortaba la niebla del escenario, se dio comienzo a la tercer parte de la obra, el infierno. "Fear of the Dark”  es uno de esos momentos en los que miles de almas se unen en una magnífica melodía y una hermosa  sensación que hiela la sangre y acelera el corazón durante los recitales de Maiden. Una voz grave que se reconoce con tan solo la primer palabra entonada por la garganta misma del infierno da paso al discurso inicial de "The Number of the Beast" .


"Iron Maiden" de Iron Maiden, del disco Iron Maiden, fue el encargado de cerrar la sección, cortar con la mística ( si acaso eso es posible) y abrir el mosh pit más emblemático de la jornada.

"The Evil that Men Do", "Hallowed be thy Name" y "Run to the Hills" marcaron los tres campanazos finales de una velada inolvidable que, en palabras del propio Dickinson, ameritaba un espacio más grande como pudo haber sido el estadio de River Plate, aunque sabemos bien que Iron Maiden es capaz de llevar su espectáculo a cualquier rincón del planeta y hacer historia sin importar donde hagan su música.

Iron Maiden trasciende escenarios, trasciende generaciones y trasciende expectativas. Una vez más nos demostró que cuando Ed-Force-One aterriza en nuestras tierras trayendo a Steve Harris, Bruce Dickinson, Dave Murray, Adrian Smith, Nicko McBrain y Janick Gers, no es algo que nos queremos perder.


Crónica por Matias Asnard 
Fotos por Cristhian Gamarra


¡Si te quedaste con ganas de más, no te pierdas nuestra cobertura del show!










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