Eruca Sativa en CCKonex: Vine a encontrarme de nuevo con vos
Aun con distanciamiento y protocolos, el power trío hizo vibrar la vuelta a los shows en vivo, demostrando que su esencia sigue intacta.
“Tanto tiempo estuvimos esperando” fue uno de los primeros estribillos que abrieron el domingo el segundo show del día de Eruca Sativa en el patio de Ciudad Cultural Konex. La frase acertada de la canción “Tanto tiempo”, definió perfectamente ese momento: Tras una pandemia, un Luna Park reprogramado (y luego suspendido), un embarazo y muchos pero muchos livestream más tarde, Eruca finalmente volvió a los escenarios con la adrenalina de siempre, pero más recargados que nunca.
El ingreso al Konex fue tranquilo y ordenado, un reflejo de la nueva era de recitales en la que estamos entrando. Ya no existe el amontonamiento para ingresar, pues no hay vallado sobre el cual abalanzarse. El staff a cargo de la organización del show ahora cuenta con una tarea extra, que es proteger al público del enemigo invisible. Las grandes masas son difíciles de controlar, y así como hace algunos años atrás había que estar pendiente de que un par de borrachos no se agarren a trompadas o algún loco se suba a la torre de sonido, hoy hay que controlar que la gente mantenga la distancia y los barbijos puestos. Los patovas de seguridad ya no están solo para mantener el orden o sacar alguna botellita de agua de contrabando, sino también para estar atentos a que todos los protocolos se cumplan. El "rapidito que ya arranca", ahora se convirtió en un "chicos, formen fila separados por favor".
El regreso al Konex fue con distancia social - el espacio estuvo dividido en islas de 4 o 6 personas - y respetando los protocolos sanitarios - se tomó la temperatura de los espectadores en el ingreso, alcohol en gel a disposición, y la salida fue escalonada- lo cual, a pesar de ser distinto a lo que estábamos acostumbrados, dejó bastante claro que es un buen antídoto, al menos momentáneamente, para volver a la presencialidad, aun en pandemia. Si bien al principio un poco tímido, a medida que fue transcurriendo el recital, el público comenzó a sentir el fervor y la euforia de estar de nuevo en un show en vivo, con pogo o coreando los temas, pero siempre desde su propia ubicación y acatando las normas.
El ingreso al Konex fue tranquilo y ordenado, un reflejo de la nueva era de recitales en la que estamos entrando. Ya no existe el amontonamiento para ingresar, pues no hay vallado sobre el cual abalanzarse. El staff a cargo de la organización del show ahora cuenta con una tarea extra, que es proteger al público del enemigo invisible. Las grandes masas son difíciles de controlar, y así como hace algunos años atrás había que estar pendiente de que un par de borrachos no se agarren a trompadas o algún loco se suba a la torre de sonido, hoy hay que controlar que la gente mantenga la distancia y los barbijos puestos. Los patovas de seguridad ya no están solo para mantener el orden o sacar alguna botellita de agua de contrabando, sino también para estar atentos a que todos los protocolos se cumplan. El "rapidito que ya arranca", ahora se convirtió en un "chicos, formen fila separados por favor".
El regreso al Konex fue con distancia social - el espacio estuvo dividido en islas de 4 o 6 personas - y respetando los protocolos sanitarios - se tomó la temperatura de los espectadores en el ingreso, alcohol en gel a disposición, y la salida fue escalonada- lo cual, a pesar de ser distinto a lo que estábamos acostumbrados, dejó bastante claro que es un buen antídoto, al menos momentáneamente, para volver a la presencialidad, aun en pandemia. Si bien al principio un poco tímido, a medida que fue transcurriendo el recital, el público comenzó a sentir el fervor y la euforia de estar de nuevo en un show en vivo, con pogo o coreando los temas, pero siempre desde su propia ubicación y acatando las normas.
“Me quiero quedar a vivir acá arriba”, gritó Lula al terminar una versión de “Armas Gemelas” que encendió una noche de reencuentro, con un recorrido que fue alternando clásicos como “El genio de la nada” y “Para que sigamos siendo”, con los hits más explosivos del álbum ‘Barro y Fauna’, acompañados por unas visuales que también iban mutando de colores y formas.
En ese viaje nocturno tampoco faltaron temas de su disco más reciente, ‘Seremos Primavera’, aquel que ganó el Premio Gardel a “Mejor álbum Grupo de Rock” el año pasado, que aún no pudieron hacer enteramente en vivo, y que prometen presentar en su próxima fecha. En el renacer de un sonido más íntimo y personal de la banda, que explora en este último material nuevas sonoridades más radicalmente que nunca, dejando volar la experimentación también en la forma de escribir sus canciones, llegó “Carapazón”, calma y con sutiles arreglos electrónicos.“Qué lindo sentir el chivo, que se te patinen los instrumentos. Estas cosas el streaming no te las da”, se sinceró de nuevo Lula, para seguir con “Creo”, un himno de esperanza con tintes folclóricos y microbeats, que tiñó la escena de verde con un mensaje empoderador y contundente.
En ese viaje nocturno tampoco faltaron temas de su disco más reciente, ‘Seremos Primavera’, aquel que ganó el Premio Gardel a “Mejor álbum Grupo de Rock” el año pasado, que aún no pudieron hacer enteramente en vivo, y que prometen presentar en su próxima fecha. En el renacer de un sonido más íntimo y personal de la banda, que explora en este último material nuevas sonoridades más radicalmente que nunca, dejando volar la experimentación también en la forma de escribir sus canciones, llegó “Carapazón”, calma y con sutiles arreglos electrónicos.“Qué lindo sentir el chivo, que se te patinen los instrumentos. Estas cosas el streaming no te las da”, se sinceró de nuevo Lula, para seguir con “Creo”, un himno de esperanza con tintes folclóricos y microbeats, que tiñó la escena de verde con un mensaje empoderador y contundente.
La distorsión y los riffs volvieron a explotar con “El Balcón”, “Abrepuertas” y “Confundiste”, para luego bajar de nuevo la efervescencia en una versión más intimista de “Somos Polvo”, con el trío abriéndose ante el público con sus guitarras y voces. En esa misma sintonía empezó “Amor Ausente”, que terminó enérgica, anticipando el cierre con un combo infalible entre “Magoo” e “Inercia”.
La versatilidad y virtuosidad de este poderoso trío se mostraron intactas. Este es el Eruca que extrañabamos y por el que tanto esperamos. Tras este 'calentamiento' en el Konex, la banda prepara dos fechas màs en Mandarine Park, y reactiva la manija en un público que aún sigue con hambre de recitales, abrazando el cálido sentimiento de volver a encontrarse, con el presagio de que este primer doblete de shows fue sólo el principio de algo que, de a poco, va a volver a florecer.
Crónica: Antonella Ferretti
Fotos: Cortesía Fer García
Crónica: Antonella Ferretti
Fotos: Cortesía Fer García