Cemento abre sus puertas sólo por una noche

El "semillero del rock" reabrirá sus puertas por una noche para proyectar su documental en el marco del Bafici

Cómo pensar en Sumo sin pensar en Cemento? Cómo pensar en Los Brujos sin pensar en Cemento? Cómo pensar en Flema? Los Violadores? El Otro yo? Catupecu? Dos Minutos? Fun People? El rock, el punk, el metal, la música... sin Cemento?

Estados Unidos 1234. Un domicilio. Una dirección que es -será- recordada por siempre como el epicentro de miles historias. Cemento. Chabán. Under.

Cemento. Chabán. Under.
Cemento. Chabán. Under.

No, no fue un error de edición. Es que cuando recordamos Cemento, recordamos a Omar Chabán . Y cuando recordamos Cemento, recordamos el under.
Todas, ok. Casi todas las bandas under desde el año '85 hasta su cierre, pasaron por Cemento, arriba o abajo del escenario. Y este es un concepto que hay que recordar. En Cemento las bandas, a veces no tocaban, simplemente estaban ahí entre el público y eso dio posibilidad a que decenas de artistas, construyeran sus grupos a partir de una juntada viendo a bandas que recién empezaban, o ya consagradas.

Humedad. Encierro. Aire viciado. Cuando uno recuerda un momento, un lugar, una melodía, nuestro hipocampo los asocia con olores, emociones y personas. El olor a humedad y las paredes transpiradas. El humo del escenario y el humo de la gente. Sí, humo. Sin doble sentido.

Entrar a Cemento era entrar a la libertad plena de un adolescente curioso de bandas desconocidas. Era la seguridad del seguidor de una banda consagrada. Era el núcleo de un grupo de amigos que tenía ganas de tomar unas birras y escuchar música. Sí, aunque muchos no lo crean, el plan de joda de un pendejo un fin de semana, consistía en ir a ver bandas con amigos a Cemento. Te estás yendo a Kika? sentate un rato y pensalo...

El under argentino, que en décadas pasadas fue un semillero constante de bandas que hoy son gigantes, era respetado, era mirado con respeto y era digno de ser una de las mejores escenas del mundo. Sí, del mundo. Por qué? Porque había lugares que se encargaban de difundirlo. No había Internet, no había Facebook, no había YouTube, no había Spotify, ni Soundcloud ni Bandcamp.


Cómo se explica que sin todas esas herramientas en casi dos décadas, tantos, TANTOS músicos hayan podido lograr emerger del underground para convertirse en referentes, insignias e íconos de nuestra cultura? Mejor dicho... cómo se explica que con todas esas herramientas, en estos últimos diez años no veamos expresiones frescas, originales y novedosas?

Como en toda escena cultural, en Argentina existían enemistades y puntos de vista antagónicos, nuestra escena tenía mucho de esto. Pero también, había un sentido fortísimo de unión e integridad. Las bandas eran amigas, se conocían, se escuchaban, compartían su música y colaboraban juntas. Había una necesidad de escuchar y hacerse escuchar, tan grande, que todos tenían propuestas interesantes para ofrecer. Nuevas. Y si no te enterabas por el diario o la radio, te enterabas por un amigo, o por otra banda que te hablaba de otra banda.

Así como pasó CBGB en Nueva York, 100 Club en Londres, Gilman Street en Oakland o The Masque en Los Angeles, en Buenos Aires pasó Cemento. Y al mismo nivel. Sin nada que envidiar. La contracultura más pura estaba en estos lugares.

Ir a Cemento, muchas veces, significaba estar sentado en el cordón de la vereda sobre el empedrado de la calle Estados Unidos, no tener plata para entrar, y un tipo peculiar, con rulos y cara de ojete que venía a cagarte a pedos y te decía "entrá, dale."
Ir a tocar a Cemento, muchas veces, sin plata, significaba tener a este tipo peculiar, con voz graciosa, que te decía "me pagás la próxima".

Este tipo, era Omar Chabán. Un visionario, brillante, caótico y problemático personaje de nuestra historia, fundador del lugar más emblemático del under argentino.
Chabán era uno de los pocos que estaba con las bandas. Un empresario con visión de futuro. Un rebelde que defendía al under. Un irresponsable que no ponía límites. Todo eso junto.

A veces la historia es muy injusta. Muchas veces. Chabán hoy es recordado por la tragedia de Cromañón, por casi todos. Y en algún punto es lógico que así sea. Cromañón fue la gota que rebalsó un vaso que hace años estaba lleno de mierda. Quedará en cada uno darse cuenta si Chabán era un genio, un hijo de puta o el boludo de turno al que le tocó caer (o todo eso junto).

Después de Cromañón, la sociedad se alejó del under. No por Cromañón. Sino porque en la volteada cayó Cemento. Y con Cemento cayeron cientos de lugares para el under.
Gente que amaba ir a ver bandas, que no buscaba sólo ver lo masivo sino lo desconocido, se alejó del ambiente por miedo, cansancio o desgaste. El 30 de diciembre de 2004, además de 194 personas, murió la inocencia. Murió un paradigma y un concepto. El "total no pasa nada" tuvo su consecuencia más nefasta, y eso que muchos pensaron por años como una picardía, se convirtió en el fin de una era.
Como siempre, cuando todo va bien, los amigos del campeón están presentes. El rock era respetado por todos. Pero cuando el rock vivió su noche más trágica, el rock pasó a ser mala palabra.


Si más arriba recordábamos la unión entre las bandas, hoy vemos todo lo contrario. Sálvese quién pueda. No hay solidaridad entre las bandas. Salvo por unos pocos casos, las bandas que están consagradas no invitan a escuchar bandas nuevas. No sirve sólo con recomendar o poner de telonera a las 8 de la mañana a una banda que recién arranca. No hay interés de los que tienen que generar el interés en la gente.

Si hay algo que tenemos que aprender, recordar y recobrar, es que si no vamos al under, el under quedará en el limbo de la anomia cultural. Si no volvemos a poner el ojo en serio en las bandas que están arrancando (porque "es feo ir a lugares sucios", porque "es aburrido ver algo que suene mal", o porque simplemente "no es popular") estaremos permitiendo que solamente salgan refritos de refritos de refritos, estereotipos de estereotipos de estereotipos y un sinfín de lugares muertos que no tendrán nada nuevo para ofrecer más que siempre lo mismo. Quizá sea el momento de que muchos Cementos emerjan otra vez. Quizá sea el momento de empezar a hacer las cosas bien y devolverle el lugar al under que injustamente perdió.

Hoy Cemento es un estacionamiento. Cerró automáticamente después de Cromañón. El próximo 26 de abril a las 20hs, por única vez, se abrirán nuevamente las puertas de este legendario lugar. Se proyectará "Cemento, el documental", dirigida por Lisandro Carcavallo, quien desde pibe frecuentaba el lugar y decidió rendirle tributo. El documental, contará con entrevistas a músicos, periodistas y productores como Ricardo Mollo, Ricardo Iorio, el Indio Solari, Mario Pergolini y Juan Di Natale, entre otros. Hace unos meses el proyecto mismo estuvo a punto de verse suspendido por falta de fondos, pero logró recaudar $50.000 a través de una campaña en Idea.me y así finalizar con el mismo.
 
Se presentará en el marco del Bafici 2017, pero ojo que la capacidad es limitada y las entradas van a estar disponibles el mismo día de la función, desde las 10hs en el Village Recoleta (Vicente López 2050, CABA).
Si no llegaste a conocerlo, esta va a ser la oportunidad perfecta para sentir las vibraciones de lo que alguna vez fue el epicentro del rock nacional.


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