Caímos por estar parados: recordando el asesinato de Walter Bulacio

En vista de las recientes protestas a nivel mundial por el abuso policial, recordamos el trágico hecho ocurrido en Argentina.

Casi tres décadas nos separan de aquel feroz hecho. Walter Bulacio era un muchacho de 17 años cursando su último año de secundaria allá por 1991. La noche del 19 de abril el joven acompañado de sus amigos, se encontraban en el Estadio Obras Sanitarias para asistir a un concierto de Patricio Rey Y Sus Redonditos De Ricota. Los que ya tenían la entrada se fueron a la fila, mientras que los demás, entre ellos Walter, se dirigieron a la boletería sin éxito ya que las entradas estaban agotadas. Trataron de conseguir por reventa y otra vez, no hubo caso.

Más tarde, alrededor de las 9:30 mientras sonaba el primer tema de Los Redondos, Bulacio junto a más de 100 personas fueron detenidos por la Policía Federal Argentina, en el contexto de un operativo policial más grande de lo normal. Solo 73 personas fueron registradas bajo diferentes excusas en los libros de la comisaría, en la cual solo entraban 40 detenidos. Se supone que ese debería haber sido el número de detenciones de la operación. "Cuarenta tienen que entrar" exclama la canción de Fito Paez y Fabiana Cantilo titulada "Ayer soñé con Walter".


Los metieron a todos en un colectivo de la línea 151 para ser trasladados a la comisaría 35. Miguel Ángel Espósito -jefe del operativo y titular de la comisaría- irritado por el descontrol, procede a sostener un bastón policial y desquitar toda su furia en la primera persona que ve: Walter. Horas después, en la celda con sus compañeros, se descompone.

"Jorge, Walter, Kiko, Erik, Leo, Nico, Nazareno, Betu y Héctor. Caímos por estar parados. 19/4/91". Esta es la frase que escribe en la pared de la celda un amigo del muchacho para dejar su testimonio grabado.

La víctima fue trasladada al Hospital Pirovano y una semana después de la detención, el 26 de abril de 1991, muere. En la autopsia se dieron a conocer las graves heridas que tenía en todo el cuerpo, producto de una golpiza con objetos contundentes. La justicia solo reconoció "la privación ilegítima de la libertad" y de esta forma el ex-comisario Espósito fue suspendido por tres años. Hoy sigue sin haber detenidos en la causa.

El asesinato del muchacho fue emblemático ya que significaba recordar aquellos oscuros días de dictadura cívico-militar, la cual había concluido tan solo algunos años atrás y marcó también un punto de inflexión para el rock y las intervenciones policiales en recitales.

Este caso es uno entre tantos otros que reflejan la sistemática violencia criminal y policial que se vienen dando desde hace varias décadas. Walter fue uno entre tantos casos que vinieron después.Es una cuestión que trasciende al gobierno de turno y que está directamente arraigada a una estructura policial que hace décadas perdió la confianza de su pueblo. Lo que está ocurriendo ahora mismo en Estados Unidos no es una rebelión meramente por el asesinato de George Floyd, sino que el crimen fue la gota que rebalsó el vaso después de décadas de represión, violencia e impunidad, contextualizado hoy en un marco de incertidumbre laboral y crisis económica.

La chispa surgió en EE.UU y se extendió a nivel global. Hoy es nuestra responsabilidad hacer escuchar nuestras voces como pueblo y honrar la memoria de vidas como la de Walter, un pibe que simplemente quería ir a ver un concierto de rock y tuvo el infortunio de toparse con la policía.

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