Babasónicos en Hipódromo de Palermo: Cualquier día es el mejor momento
Ante más de 20 mil personas, Babasónicos dio el show que revalida su vigencia y su posición como una de las mejores apuestas nacionales en vivo.
Como si se tratara de calmar las ansias de los obsesivos, el último mes de la primer mitad del 2019 dio lugar, en su primera noche, al recital que, podemos decir sin dudar, se posiciono como uno de los mejores de lo que va del año.
Babasónicos en el Hipódromo de Palermo, fue uno de esos acontecimientos estelares que suben la vara para todos los recitales por venir. Dárgelos no dudo en bajarlo a tierra: “no habríamos soñado una noche mejor para presentar Discutible”, y así quedó clara la irreverencia del título de su último álbum. De “discutible” quedó poco y en Pogopedia te contamos por qué.
No paso mucho tiempo antes de que el Hipódromo de Palermo comenzara a colmarse por aquellos curiosos que, movilizados por una propuesta que desde el vamos pareció singular, quisieron vivir el “Festival Discutible”. En un pequeño escenario, ubicado en el extremo opuesto al escenario principal, desfilaron Conociendo Rusia, Ibiza Pareo, Ca7triel junto con Paco Amoroso y Juan Ingaramo. Toda una declaración de principios de parte de la banda principal: en nuestro festival los tiempos se concentran, somos el pasado, el presente y el futuro. La noche ya estaba caliente y la expectativa de las más de 20 mil personas presentes fue saciada más temprano que tarde. Poco antes de las 21, Babasónicos subió a escena.
En una notoria diferencia de altura con respecto al resto de la banda, Adrián Dárgelos se manifestó en el medio del escenario como el mesías de una multiplicidad de generaciones: su pelo está largo y canoso, al igual que su barba. Su voz en solitario, acapella, abrió la gran secuencia con “Ingrediente”, reciente corte del último disco. Esa voz que, más allá del físico, se mantiene intacta, joven y seductora y que parece ser el hilo que enhebra las edades de todos los presentes: esa misma voz de sus principios, es la misma voz que sonó en el Hipódromo, 20 años después.
La sutileza y el despojo se hicieron presentes en el inicio. El arranque fue mesurado y nos sirvió para degustar las primeras texturas que nos acompañarían toda la noche, al igual que nos advirtió que el recorrido sería largo. “En Privado” y “Bestia Pequeña” dibujan, junto con el tema del comienzo, el primer ida y vuelta tímido a otros tiempos. Con este último, el exquisito despliegue sonoro se hizo notar y golpeó desde todos los frentes. Ya no quedaban dudas, este será uno de los principales atributos de la noche.
El salto se dió escalonado, en idas y venidas, que dibujaron el primero de los tres segmentos que engendró el recital. Sonó “Vampi” en una versión de mayor magnitud, acorde a la grandeza del contexto, y se amalgamó al primer clásico de la noche, “El Loco”. Y así, la seguidilla hacia el primer descanso fue vertiginosa y premonitoria: “Pijamas” y “Sin Mi Diablo” se encargaron de dar otro de los indicios que resumirían la noche. Babasónicos maneja con inusitada destreza las dispares emociones de su discografía, aún cuando los contrastes se hacen tan notorios, uno seguido del otro, como en la dupla mencionada.
Llegamos al descanso luego de “Tormento”, “El Colmo” y “La Lanza”. Para este momento, los cimientos estaban claros. Como si el “Festival Discutible” en su totalidad fuera una expresión de un presente con todos los tiempos conviviendo entre sí, el espectáculo principal iba a ser coherente a esa aleación. Los clásicos dialogaron con el último álbum (que sonó completo) de igual a igual y el factor común fue, por un lado, la perfección técnica y sonora de la banda. Por otro, la presencia ineludible de un Adrián Dárgelos que siempre se mantuvo iluminado y en primer plano. Con esta lógica ya entendida y aprendida, que bajó clara desde el escenario, llegó el segundo bloque.
“Adiós en Pompeya” comenzó a sonar luego de no más de 10 minutos de descanso. La guitarra de Mariano Roger y la voz de Diego Rodríguez lograron hacerse paso entre la uniformidad de una enorme cantidad de capas y capas sonoras y, como mencionamos antes, la lógica no se contradijo. El ir y venir, en este caso, tuvo como protagonistas a “Irresponsables”, “Trans-Algo” y “Sobre la Hierba”. 2003, 2018 y 1992, consolidándose en una explanada de reacciones similares y sin ningún sobresalto. El público los celebra con el mismo fervor. Habla de la vigencia de su discografía, de la fidelidad de sus seguidores y del acierto rotundo de Discutible. Habla, en algún punto, de haberle ganado al “juego Pop”, como alguna vez su cantante conceptualizó.
El segundo bloque se extendió hasta promediar la hora y media de recital. “Desfachatados” y “Pendejo” le dieron velocidad y furia a un incendio que rápidamente se sofoco con la calma de “Un Pálpito” y “Como Eran Las Cosas”. Pero como supimos mencionar, las emociones en este recital se contrastan a consciencia, por lo que el descanso fue recibido después de que sonaran los dos temas más rabiosos y despojados de Discutible: “Cretino” y “Orfeo”. A esta altura, ya habíamos escuchado unos 20 temas.
Luego del descanso (que al igual que en la primera ocasión estuvo enrarecido por algunos ruidos mecánicos y juegos con las luces), “Teóricos” fue la encargada de devolver a la banda a las penumbras y a Dárgelos, como siempre, bien al frente, dando la cara por nosotros. El momento que lo resumiría todo llegaría de inmediato.
Con “La Pregunta”, llegamos a la expresión mínima de todo lo que aconteció en Palermo. Dijimos que el “Festival Discutible” en su totalidad se trató de todos los tiempos conviviendo en uno. Dijimos que el recital de Babasónicos no fue ajeno a esa idea y revivió todos los tiempos de la banda. “La Pregunta”, entonces, es el eje, es la canción que continúa esta mecánica. Es el tema presente que se volvió clásico y que la gente disfrutó como si fuera del pasado, que tuvo una expresión en vivo absoluta. Es el tema, sin dudas, atemporal. ¿Viene de las entrañas de la música electrónica de los ’80? ¿Tiene que ver con la inmaterialidad de las canciones que lideran hoy los charts? ¿O es, realmente, un tema del futuro? Con el increíble despliegue que lo acompañó, todos los conceptos estaban cerrados y de ahí en más, solo siguió la fiesta.
Sonó “Y Qué?”, seguido del último tema que quedaba de Discutible, “Partícula”. El sprint final fue la celebración de la vigencia que no nos cansamos de mencionar. “Putita”, “Los Burócratas del Amor”, “Risa”, “Fan de Scorpions”, “Carismático” y “Yegua” cerraron un tercer bloque sensacional en donde el cantante, lleno de la juventud que su voz y sus movimientos expresan, nos pedía que lo demos todo. Un pequeño encore tomó lugar con “Cuello Rojo” y “El Maestro”. El Hipódromo celebró, se vistion de pasado, presente y futuro, se baño en aguas de todos los tiempos. Y así, sin devenir aparente, Babasónicos abandonó el escenario.
El “juego Pop” al que nos referimos con anterioridad encontró, en Argentina, a uno de los contrincantes acérrimos al género, pero más resistente a su lógica. Lo que vivimos en el Hipódromo de Palermo, el sábado 1 de junio, no es más que la expresión madura y experimentada de un grupo que no deja nunca de alardear su acceso a la fuente de la juventud y de su capacidad de que la maquinaria pop jamás los devore.
Ya no se trata de un hit, de un buen disco, de una buena presentación. Se trata de la vigencia de todos ellos en conjunto y también del continuo redoble de apuesta, del cual Babasónicos siempre parece salir bien parado. Se trata, al fin y al cabo, de la comunión de los ’90, de los 2000 y claro, de la última década, cada uno con su gente, disfrutando de una propuesta de calidad internacional, y de que, aparentemente, la música no tiene mensaje para dar… y sin embargo te lo da.
Por Piero Nápoli