A 20 AÑOS DE IS THIS IT: LA ÚLTIMA [R]EVOLUCIÓN DEL ROCK
El primer disco de los neoyorkinos marcó su propia carrera y pateó el tablero en la industria de la música.
Qué iba a ser de la música en el nuevo milenio era una pregunta abierta desde los noventa, década que había arrancado agresiva y ruidosa, pero estaba terminando empaquetada y obsecuente. Las boybands y solistas pop dominaban las listas radiales mientras que la nueva forma que tomaba el rock era el nü metal, una fusión de grunge y metal con pizcas de rap y hardcore punk. ¿Esto era todo?
El gen neoyorkino de la Velvet Underground, que había pasado por las venas de Television, los Ramones, los Talking Heads, Patti Smith y Sonic Youth, llegaba al joven quinteto conformado por Julian Casablancas (voz), Nick Valensi (guitarra), Albert Hammond Jr. (guitarra), Nikolai Fraiture (bajo) y Fabrizio Moretti (batería), quienes decidieron alejarse de los géneros dominantes y pintar su música solo con colores primarios.
En agosto del 2001, Is this it salió a la venta y fue nombrado como álbum del año varios meses después por revistas como Billboard, Time y NME. Pero, ¿por qué este disco famélico, de sucia calidad sonora y con simples arreglos instrumentales quedó impregnado como referencia en más de una generación?
Leaving just in time
En los noventas, grupos como Primus y Rage Against the Machine habían sido precursores de experimentar con el rock y hacerle conocer nuevas influencias un poco más pesadas. En ese mismo sentido, Rick Rubin, productor de Beastie Boys, Red Hot Chili Peppers y Run-D.M.C, empezó a mezclar dos géneros muy importantes de fines de los ochentas: el hiphop y el hard rock.
Así es como con el correr de la década se acuñó el término “nü metal” (de “new metal”) para las bandas nacientes como Korn, Limp Bizkit, Slipknot, Deftones y Linkin Park, que hacían uso de riffs y acordes metaleros a máximo volumen a la par que los combinaba con elementos del hiphop, como podía ser el rapeo o beats de batería sin tanto protagonismo.
Por el carril ligero venía el pop. Desde 1995, las girl groups y boybands como las Spice Girls, los Backstreet Boys y ‘NSYNC se habían vuelto muy populares (acá tendríamos a nuestros propios popstars con Bandana y Mambrú) y llegando al cambio de siglo dominaban las listas radiales en todo el mundo. Las baladas rhythmn and blues de artistas como Mariah Carey y Jennifer Lopez eran de lo más escuchado de la incipiente música digital.
Pero aparecieron los Strokes. Lo que el quinteto hizo, junto con los White Stripes y los Hives, fue tocar el botón de reset. Casi como vaciando la papelera de reciclaje, el nuevo milenio trajo una regresión a la música más cruda, dejando de lado el virtuosismo y la importancia estética de los grupos. Las ganas de forjar un sonido sin pretensiones traía recuerdos del garage rock de los 60s, ese género en el cual los músicos eran aficionados, de poca teoría musical, y que se juntaban a zapar y hacer ruido en el garage de su casa, sin ningún tipo de fineza acústica.
A esta influencia se le sumaba el sonido ya no tan ingenuo de los 70s y 80s, relacionado al club CBGB: guitarras ansiosas, bajos flacos y la existencia consciente de una contracultura (en las antípodas de la música disco y el soul). De este nuevo renacimiento se desprenden los términos “garage rock revival” y “post-punk revival” que tomaron predominancia en los primeros años de los 00s, pero faltaba una etiqueta más.
I am too young and they are too old
El término “indie” viene de “independiente”, como una manera autosuficiente de crear música sin depender de sellos millonarios, similar a la cultura Do It Yourself del punk de los 70s. Naturalmente, las producciones grabadas con pocos (y baratos) micrófonos y estudios no acustizados tienden a sonar crudas y sucias, distanciándose de lo que puede ser un trabajo del mainstream.
El grupo liderado por Casablancas no tenía ninguna discográfica detrás, por lo que tuvo que ingeniarse un plan para grabar por su cuenta. En esa búsqueda encontraron a Gordon Raphael, quien les ofreció hacer un demo de calidad media: tres temas en tres días, de un viernes a un domingo, con la idea de que a futuro las regrabaran oficialmente.
Con el demo en sus manos, el grupo se contactó con varios sellos, pero ninguno se vio interesado en ofrecerles contrato. Gracias a la relación que habían forjado con la gente de The Mercury Lounge, lugar donde solían tocar seguido en Nueva York, el dueño del lugar se contactó con Rough Trade, una disquera independiente de Reino Unido, que decidió editar el demo como un EP oficial.
The Modern Age fue lanzado en enero del 2001 y se convirtió en un gran éxito en el país europeo; incluso el quinteto pudo viajar a Inglaterra para presentarlo en varios clubes gracias a que Rough Trade les pagó los pasajes. A su vuelta, todas las compañías discográficas estadounidenses que habían ignorado a los Strokes, ahora se peleaban por contratar a una banda de rock después de varios años.
La pulseada la ganaría RCA (posteriormente adquirida por Sony Music), contratando a los Strokes por 5 álbumes. Para grabar el primero de ellos, Gil Norton, que había trabajado con los Pixies, Foo Fighters y Echo & the Bunnymen, fue asignado como productor. Después de grabar tres canciones con él, Casablancas y los demás se juntaron con la compañía y pidieron volver a grabar con Gordon Raphael, ya que encontraban el sonido de Norton pretencioso y demasiado limpio.
La tarjeta que Raphael entregaba a las bandas
Si bien el estudio de Raphael había incrementado la cantidad de canales de 8 a 11, el standard estaba entre 24 y 48. La disposición sería tomar lo fundamental: un micrófono a la voz y a cada instrumento de cuerdas, seis a la batería y el restante capturaría el ambiente de la sala. La precariedad de la consola de audio sumada a la pobre infraestructura y la limitada luz que entraba convertían al Transporterraum NYC en un lugar mediocre para grabar un álbum entero para cualquier artista, lo que, entonces, lo hacía el sitio perfecto para los Strokes.
En una reunión previa a la grabación, Julian y Albert conversaron con Gordon acerca de influencias, tonos de guitarras y formas de grabar las canciones. Allí, Casablancas le indicó el concepto detrás del primer LP: “Queremos sonar como una banda del pasado que viajó hacia el futuro para hacer el disco”. La idea detrás de esto era saber lo que estaba sonando en ese momento y hacer algo que fuera completamente en otra dirección.
Así es que durante marzo y abril del 2001, los Strokes se internaron en el estudio de Raphael. Teniendo tanto tiempo, podían hacer más tomas donde todos tocaran ajustados y sin ningún error. En cuanto a la producción, algunas canciones sonarían lo más parecido a un recital en vivo de los Strokes mientras que un segundo grupo sonaría más raro, con una producción más puntillosa y con el sonido destrozado de una batería acústica a punto tal que sonara como una máquina de ritmos, como se puede escuchar en “Hard to Explain” o “Soma”.
Si bien el disco ya había salido en Australia (julio) y en el Reino Unido (agosto), el estreno en Estados Unidos se tuvo que retrasar del 25 de septiembre al 9 de octubre, debido a algunas polémicas. La portada original, que constaba de una mano con un guante apoyada en una cadera, fue considerada “muy explícita” en el mercado estadounidense y fue reemplazada por una imagen de una partícula subatómica. Además, esta versión americana también sufrió un cambio en su tracklist: El CD de Is this it traía “When it started” en vez de “New York city cops”, ya que el atentado a las Torres Gemelas había sucedido hace días y el contexto era todavía muy sensible.
Conocé más curiosidades de la banda.
Los incansables juegos entre las guitarras, las bases punks de batería/bajo y la voz apática, filtrada y distorsionada de Casablancas son los ingredientes fundamentales de Is this it, que tuvo como cortes “Hard to explain”, “Last nite” y “Someday”, los últimos dos lanzados después de la salida del álbum. Las letras son simples pero son tan directas y fáciles de emparentar que pareciera que Julian escribió por toda una generación de adolescentes. Las sociedades modernas, la madurez con el paso del tiempo y los deseos afectivos son los tópicos más presentes en las canciones, que, entre melodías nostálgicas y agresivas, hacen de Is this it un disco que mira tanto al pasado como al futuro.
I just wanted to be one of The Strokes
En cuanto al propio quinteto, dos años más tarde sacarían Room on Fire, álbum que sería de la misma familia desalineada que Is this it, con hits como “Reptilia” o “12:51”. First impressions of earth (2006) sería el punto de inflexión en la carrera de los Strokes: Julian empieza a moldear su tono de voz para cada canción y aparecen los primeros instrumentos por fuera de los típicos del rock. Los siguientes dos discos, Angles (2011) y Comedown Machine (2013) ya explotarían el recurso del falsete de Casablancas, y tendrían una producción más pulida y determinada.
Después de estar desaparecidos por un tiempo, y habiendo lanzado únicamente el EP Future Present Past en 2016, ese mismo año Nick Valensi anunció que los cinco ya estaban trabajando en nuevas canciones. Lanzado en plena pandemia del 2020, The New Abnormal es el último álbum hasta la fecha y el más maduro musicalmente del quinteto. Cuenta con la producción del ya mencionado Rick Rubin, que lleva a los Strokes a lugares desconocidos por ellos, como el ambiental “At The Door” o el synthpop “Brooklyn Bridge to Chorus”.
El legado de los Strokes fue gigante. El éxito de Is this it potenció a los grupos que ya venían previamente encarando en esa dirección e inspiró a nuevas bandas, como los Arctic Monkeys, The Killers, The Kooks, Franz Ferdinand y Arcade Fire, entre otras. El indie rock de guitarras dominó el primer lustro del 2000, que fue progresivamente encontrándole el sabor y el lugar a los sintetizadores, esos teclados con infinitos sonidos programables que reinarían años después. Pero lo que queda claro es que, a pesar de la transformación de la industria de la música como ente que lo dicta todo, la última revolución del rock fue generada por cinco amigos que sólo querían hacer canciones, sin pensar qué sonidos o qué ropa estaba de moda, tal como se hacía al principio. Eso era todo, y lo sabían.
Por Manuel Latorre.