Una edición particular ya que se empezaba a observar la influencia de un (todavía) inexistente Lollapalooza en Argentina. Resulta que en Chile, el festival de Perry Farrell había desembarcado un año antes, siendo el país de nuestros hermanos trasandinos, el primero que lo albergó en Sudamérica. Esto significaba un nuevo desafío para los organizadores argentinos ya que Chile empezaría a tomar más protagonismo (dos años antes le compraron a Brasil los derechos para realizar el Festival Maquinaria -hoy RockOut Fest). Además, en este año, Perry Farrell estrenó en Brasil la primera edición del Lolla, una semana después de su par chileno. Era claro que entre semana, se abría el escenario para realizar un festival en Argentina que absorbiera artistas de allí. Foo Fighters fue el grupo seleccionado para encabezar las ediciones sudamericanas de Lollapalooza, por lo que la banda firmó un contrato con Time 4 Fun por dos shows en nuestro país, entre semana. La grilla fue armada casi a ojo por Foo Fighters (que también había hecho lo mismo en Brasil y Chile) y si bien era un line up con artistas de renombre, no tuvo la repercusión esperada.
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Sabemos y nos quejamos constantemente de las fechas elegidas para que las bandas hagan sus shows. Definitivamente el martes es el día con menos rock de todos.
Pero de manera atípica, la semana sólo tuvo dos días hábiles: los días del Quilmes. Así es. El lunes 2 de abril fue feriado por Malvinas, mientras que el jueves 5 y viernes 6 se celebró Semana Santa por lo que las fechas del Quilmes bien podían pensarse como un falso jueves y viernes. Si bien servía de estimulo, la venta de entradas no fue la esperada y el estadio estaba a medio llenar promediando el show de Foo Fighters.
Debido a que el día 1 del festival no vendió como la productora esperaba, decidieron regalar entradas en la puerta de River a miles de personas. Literalmente gente que no había comprado entrada y estaba cerca, se enteró de esto por amigos y se mandó a River para ver si la ligaban. Hubo más de 2000 entradas regaladas, lo que muestra la poca seriedad con la que se llevó a cabo este festival.
Si bien la banda figuraba a las 15:45, Jauría empezó a tocar con las puertas de River cerradas. Sí, increíblemente los organizadores entendieron que estaba copado abrir las puertas mientra Ciro Pertusi y cia. tocaban y por eso mucha gente se perdió el show, dándole muy poca relevancia a la única banda argentina de la fecha, ninguneando el repertorio local.
Caía la noche en Núñez y los fanáticos, en su mayoría de Foo Fighters, se empezaban a impacientar. Es que en este día, si bien Joan Jett y Crosses habían levantado a la gente, Band Of Horses y MGMT desentonaron bastante con el estilo de la banda principal por lo que por momentos se tornó pesado para muchos que tenían más ganas de saltar que de escuchar música psicodélica. Quizá este detalle influyó en lo apagado de la fecha.
Fue el caballito de batalla para presentarla al mundo. Este show fue el primero transmitido en vivo por el streaming de Vorterix, la nueva radio de Mario Pergolini. Era la prueba de fuego para analizar el impacto de internet en la gente. Más de 700 mil personas en todo el mundo vieron el Quilmes Rock a través de la página de Vorterix y si bien la calidad de la transmisión fue mala, sirvió de base para establecerse como una radio transmisora de shows en vivo a través de Internet.