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Ésta fue la segunda visita de la banda. La anterior había sido en 1997, año en el que hicieron un memorable show abajo de la autopista Richieri (real).
Antes de tocar 'Cool to Hate', el estadio quedo a oscuras. De repente se prenden las luces, y arriba del escenario se ven 5 maniquies vestidos como los Backstreet Boys. Acto seguido aparece Dexter con un bate de baseball y empieza a cagar a palos a los muñecos.
Como era costumbre de los shows de Offspring en ese entonces, Dexter pregunta al publico si tiene calor. Ahí aparece Noodles con un tanque tipo matafuegos y empieza a rociar a la gente con agua. Lo bizarro acá fue que Dexter se cebó y apareció con una manguera de bomberos con la que empapó a todos (anda a saber de donde carajo la sacó).
Cuando sonó 'Pretty Fly (for a white guy)' apareció un pesonaje MUY parecido al wachin del video, (incluso tuneado y vestido igual), y se puso a bailar sobre el escenario. Aparentemente era el asistente de la banda, pero los rumores dicen que era el original. Acaso importa? La cuestión es que la lluvia de escupitajos al pibe no frenaron y se fue espantado del escenario!
Cuando terminó la canción, fue momento de un extraño y divertido “intermedio”: Eso rezaba el cartel luminoso que sostenía una drag queen de cabello naranja. Los músicos descansaban en sillones inflables, un par de mozos (en realidad, los percusionistas invitados) le tiraban cerveza al público, un gordo saltó al frente del escenario sólo vestido con una capa y una cabeza de elefante de peluche que le cubría los huevos, sonaba música lounge y caían sobre la gente pompas de jabón y papelitos plateados (Dos años antes de toda esta parafernalia, Autopista Center... vos pensalo)
El punk ya no era lo que fue alguna vez (eso que en la Argentina nunca se vio, al fin y al cabo). Obviamente que no se trataba de eso que estalló en 1977, cuando los Sex Pistols irrumpieron en Inglaterra, con un mensaje de hastío y nihilismo. Ya ni siquiera en 1999, se parecía a la versión juvenil-MTV de 1994, cuando los propios Offspring y Green Day volvieron a poner la palabra punk en boca de los jóvenes. El cuarteto californiano liderado por Dexter Holland, llegaba al país con un éxito masivo mundial y ya no formaba parte del sello independiente Epitaph, en el cual surgieron. Un año antes firmaron su contrato con la multinacional Sony, lo que despertó el típico resentimiento de los fanáticos más extremistas de la banda.