• La fecha era atractiva, de por sí, por tener a Motörhead tocando con Almafuerte en un mismo estadio. Sirvió para que más de 6000 fanáticos pudieran ver en vivo a la banda más importante del heavy argentino y a una de las bandas más emblemáticas de la historia de la música.
  • El sonido. Siempre el sonido en los shows de Motörhead se lleva los comentarios. Perillas al palo, todo arriba, nada de ecualización ni toques técnicos. Ver a Motörhead en vivo implica someterse a la potencia de Lemmy y su bajo, compenetrado con la batería demoledora de Mikkey Dee y la viola explosiva de Phil Campbell

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"Que lindo que Motorhead toque en la Argentina", dijo, hablando de sus héroes de toda la vida. "Porque, ¿Fito Páez es rockero? ¿La Vela Puerca son rockeros? ¿Teresa Parodi, Los Nocheros, son rockeros? No. ¡Chupame la poronga!" cerró el líder de Almafuerte en el medio de un setlist caliente para dejarle el escenario a flor de piel a Lemmy y compañía. La fecha se vendió así "Motorhead junto a la banda más grande del heavy nacional". Una noche única para los fanáticos de ambas bandas. Cerró su show con una rima improvisada para presentar a la banda principal: "Qué alegría / qué alegría / ha llegado Motörhead / aquí, a la patria mía".

La elegida para arrancar fue "Iron fist", y a partir de ese momento todo fue una andanada de descargas concisas, veloces y directas a la mandíbula, recién interrumpida llegando a la media hora de show con el blues de planta nuclear de "You better run".
Según confesaron entre un tema y otro, éste fue apenas el segundo show del año para MOTÖRHEAD. Aunque podrían habernos engañado tranquilamente: la banda sonó impecable, sin desajustes, con un Lemmy en buena forma, un filoso sonido de guitarras por parte de Campbell y un Mikkey Dee que, a pura energía, se destacó como el mejor de la noche. Esto se terminó de confirmar llegando a la hora de show, cuando su batería soportó una terrible paliza durante su solo, en el medio de "In the name of tragedy".

Sin baches, sin decepciones (salvo la ausencia de algunos hits, algo lógico para una banda de más de 30 años de carrera que debe seleccionar repertorio para una hora y media), un deleite para paladares heavies de principio a fin.
Durante los bises, entre "Ace of spades" y "Overkill" (un combo letal para destruir cerebros), Lemmy dejó caer una frase que sirvió de resumen perfecto para la noche: "Don't forget us. We are Motörhead, and we play fucking rock'n'roll" ("No lo olviden. Somos Motörhead y tocamos 'fucking' rock'n'roll"). Algo es seguro: nadie podrá acusarlo de publicidad engañosa.

Habitual en Lemmy, salió de joda por la ciudad y se tomó unos buenos tragos en varios bares de la zona de Belgrano. La gente pudo saludarlo y sacarse fotos. Un genio.

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