Después de más de 10 años la banda regresaba a nuestro país, transformando el estadio de Racing en un infierno.
En la mitad del tercer tema, con el público completamente enloquecido, se produjo lo inesperado: alguien de producción subió al escenario a pedirle a la banda que dejara de tocar. ¿La razón? Una de las vallas del campo cedió ante la presión del público y tuvo que ser reemplazada. En el momento, sin embargo, nadie llegó a comprender bien lo que pasaba, pero el parate fue corto (no habrán sido más de 10 minutos) y luego de esto el show continuó normalmente y sin más problemas ni interrupciones.
En la canción Benzin, un "supuesto fan" sube al escenario y es prendido fuego por el cantante Till Lindemann. Muchas de las personas que asistieron no sabían que esto era parte del show y si, se llevaron un gran susto.
No hubo demasiada comunicación entre la banda y el público (algo típico en los conciertos de Rammstein), pero las pocas palabras que salieron de la boca del cantante fueron en español (siendo "gracias" y "más fuerte" algunas de ellas). Pero las palabras no eran necesarias y demasiada charla habría estado de más, ya que hubiera cortado con el ambiente que genera el show.
Lamentablemente, en el tema Haifisch, no utilizaron el bote que el bajista Oliver Riedel suele utilizar para navegar entre el público, y que sí utilizó en otros lugares de latinoamérica. Probablemente habrán considerado que no era lo suficientemente seguro realizarlo en nuestro país.
El final del show trajo una gran sorpresa: "Te quiero puta", el único tema de Rammstein con letra en español, el cual fue más cantado por la gente que por el mismo Till, en un claro homenaje de parte de la banda para sus fans latinoamericanos.
